martes, 16 de octubre de 2007

Europa II

El olvido me persigue. Abro el azar el diario, con mis siglas WC en el lomo, tomo I, y me encuentro con una carta pegada por un extremo con saliva de buey checo, fechada el 24 de enero de 1.917 y firmada por mi querido Tunda.

"Querido Wenceslao,

primero de todo, te doy las gracias por tus líneas y palabras de tu última carta con todo mi corazón imperial. Ah, Wenceslao, tienes un alma maravillosa. Irradia tanta bondad y tanta delicadeza que me hace sentirme en otro mundo, en un mundo más hermoso. Puede que sea un poco extraño, pero pensando en ti, me siento como milagrosamente protegido y se desvanece mi profunda inquietud. Estoy en Samara tras un largo periplo desde Irkutsk. Un mes encerrado en una cabaña de pescadores no ha podido conmigo. Estoy más fuerte que nunca, Wenceslao. Últimamente he tenido sueños maravillosos contigo. Cuando esté de vuelta en Viena, te los cuento al oído. Entretanto, hay van estos versos:


Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.

Tuyo siempre,

FT

PD: Hoy me he hecho una foto con Myla, perra y amiga. El ojo perfecto como ves"


La carta no tiene desperdicio. Vaya con el Tunda. Nos ha salido colibrí, y además con dientes. La carcajada es monumental como os podéis imaginar. Yo, Wencesao Cardoso cortejado por un teniente primero de la infantería imperial austro-húngara, desde Rusia y en plena 1ª Guerra Mundial. Vaya, vaya, con que la oscura magnolia de mi vientre, ja ja ja... El caso es que los versos me suenan de algo. En la esquina inferior izquierda del diario aparece un asterisco y una nota que dice: "Atento a los versos, oigalp FGL. 12/Mayo/1.932". Eso sí que era un jeroglifico, y lo demás tonterías.

Pues haya que me voy, al Tomo II o III, en busca de la solución. Como véis mi memoria y mi homosexualidad dejan mucho que desear. Abro el tomo de mis memorias, y sobre la marcha voy leyendo en alto lo que aconteció aquel día.

"Hace una semana que no escribo. Las tardes han sido eternas y tediosas hasta que el pasado domingo ocurrió algo inesperado. En un zeppelin de tamaño de un buey checo, sobre un buey checo, apareció como una experjencja desdoblada y astral irrepetible y de improviso, un señor moreno y apuesto, que dice que es un poeta y artista de la República de España.

Entre las manos trae una libreta pequeña y a su lado un señor que asegura que representó en las últimos Juegos Olímpicos a Checoeslovaquia en la modalidad de tiro al pichón. Dice además que su único cometido es traducir todo lo que el artista quiera decir. Desde el zeppelin, el artista, de nombre Federico, y su acompañante nos dieron una charla sobre la cultura, el pueblo, la república, las naciones y estatutos, que nos importó un pito. Al terminar tuve la gran ocasión de invitar a Federico y acompañante a tomar un licor de ciruela en casa. Allí, les enseñé mis grandes memorias. De entre las hojas sobresalía la carta que FT me envió durante la guerra. Curiosamente, tras diversas traducciones y entre risas socarronas le leí los versos de FT. Federico quedó al instante atónito. Esos versos eran suyos. Los había escrito en español hacía unos meses, a pesar de que aún no los había publicado.

La traducción era perfecta. Gritó y juró en perfecto castellano repúblicano que sus versos eran los originales y que por tanto aquello era un plagio. Un plagio del revés, pero al fin y al cabo un plagio. Éste sí que es un fenómeno nuevo y nunca antes conocido para mí. Mañana escribo a Joseph R., y le cuento. Buenas noches."

Y ahora ya recuerdo algo. Tras unas tantas averiguaciones, investigaciones y consultas, la Sociedad de Naciones lo confirmó en su resolución 2310 del 24 de febrero de 1.934:

"Por la presente y sin que sirva para nada, los versos del teniente 1º de infantería del extinto imperio austro-húngaro, muerto en extrañas circunstancias, Franz Tunda, en su carta de tipo "colibrí dentellado" a su más que amigo Wenceslao Cardoso, plagia los primeros cuatro versos del poema "Gacela del amor imprevisto" del inefable andaluz D. Federico García Lorca. Nos es indiferente que sea un plagio del derecho o del revés. Al fin y al cabo, hasta el rabo todo es plagio. O lo que es igual y lo mismo: oigalp al canto."

4 comentarios:

Wenceslao2 dijo...

esto es la rehostia, me mondo de la risa...

Pablo dijo...

El ojo blindado que me has regalado me mira mal ...

Theodor Lohse dijo...

Estimado cirujano, no sé a qué se refiere con ese comentario ¿Acaso no puedo operar?

Theodor Lohse dijo...

"puedo" en la capital del imperio se pronuncia "puede". ¿Cirujano? ¿Estás por ahí?