La histórica necesidad de ver a través del tiempo coincide con la infatigable necesidad de ocultar, sea el tiempo que sea. El deseo de Wenceslao Cardoso de acercarse a la certidumbre y alejar la duda era tan atávico como la avidez de sus contrapartes por sumir en el caos el mínimo atisbo de conocimiento certero.
Consciente de ello y aun dolorido por una reciente y desagradable experiencia, Wenceslao viajó en 1965 a Wakayama invitado por el Emperador Hari To con una doble intención. Oficialmente, Hari To, conocedor de las habilidades de Wenceslao Cardoso, que durante su estancia en Japón pasó a llamarse Wen Lao[1], invitó a éste para resolver el enigmático asunto de Lo Pin, el escribano real, quien había olvidado por completo el silabario katakana, causando una enorme conmoción y tristeza entre todos los miembros de la Casa Real nipona. Lo Pin ya sólo era capaz de escribir en hiragana y cada vez que se solicitaba traducir sus escritos al katakana caía en una profunda parálisis inconsciente, conocida desde entonces como parálisis pinae. Espiritistas de la casa real habían intentando incluso invocar al monje Kobo Daishi, inventor del silabario katakana, en presencia de Lo Pin, pero sus denodados esfuerzos jamás tuvieron éxito, ya que fue el monje Kuko quien siempre se apareció en las sesiones espirituales, al ser éste quien intentó atribuirse en vida dicha invención y, por lo visto, seguía haciéndolo en muerte. La astucia de Wenceslao permitió resolver el caso con celeridad. Wen Lao identificó la anomalía cerebral de Lo Pin como el síndrome kakagana-ganakaka, lo que vendría a ser una dislexia gráfica funcional causante de su parálisis cerebral. Un mejunje compuesto de tofu y wakame fue suficiente para devolver a Lo Pin las coordenadas de ambos silabarios y sumir al emperador Hari To en un periodo de placidez.
Pero la resolución del caso, no era más que la excusa perfecta para conseguir aquello por lo que realmente Wenceslao Cardoso había ido hasta las lejanas tierras niponas.
(Wenceslao 2 Continuará Globus II)
[1] Así lo recoge el acta del 21 de junio de octubre 1965 de la Casa del Emperador Hari To, que actualmente se pueden consultar en la biblioteca del Museo Real de Wakayama. Libro 4354, Tomo 24, Folio 76, Líneas 16-17.
Consciente de ello y aun dolorido por una reciente y desagradable experiencia, Wenceslao viajó en 1965 a Wakayama invitado por el Emperador Hari To con una doble intención. Oficialmente, Hari To, conocedor de las habilidades de Wenceslao Cardoso, que durante su estancia en Japón pasó a llamarse Wen Lao[1], invitó a éste para resolver el enigmático asunto de Lo Pin, el escribano real, quien había olvidado por completo el silabario katakana, causando una enorme conmoción y tristeza entre todos los miembros de la Casa Real nipona. Lo Pin ya sólo era capaz de escribir en hiragana y cada vez que se solicitaba traducir sus escritos al katakana caía en una profunda parálisis inconsciente, conocida desde entonces como parálisis pinae. Espiritistas de la casa real habían intentando incluso invocar al monje Kobo Daishi, inventor del silabario katakana, en presencia de Lo Pin, pero sus denodados esfuerzos jamás tuvieron éxito, ya que fue el monje Kuko quien siempre se apareció en las sesiones espirituales, al ser éste quien intentó atribuirse en vida dicha invención y, por lo visto, seguía haciéndolo en muerte. La astucia de Wenceslao permitió resolver el caso con celeridad. Wen Lao identificó la anomalía cerebral de Lo Pin como el síndrome kakagana-ganakaka, lo que vendría a ser una dislexia gráfica funcional causante de su parálisis cerebral. Un mejunje compuesto de tofu y wakame fue suficiente para devolver a Lo Pin las coordenadas de ambos silabarios y sumir al emperador Hari To en un periodo de placidez.
Pero la resolución del caso, no era más que la excusa perfecta para conseguir aquello por lo que realmente Wenceslao Cardoso había ido hasta las lejanas tierras niponas.
(Wenceslao 2 Continuará Globus II)
[1] Así lo recoge el acta del 21 de junio de octubre 1965 de la Casa del Emperador Hari To, que actualmente se pueden consultar en la biblioteca del Museo Real de Wakayama. Libro 4354, Tomo 24, Folio 76, Líneas 16-17.
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