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Desde el minarete un altavoz que clama venganza y en Baščaršija un lamento seguido de una insurrecta indiferencia. Vuelven a latir las campanas de la catedral, nadie se mueve, el silencio vaga por Maršala Tita en procesión. El milagro respira de un lado a otro sin comprender y busca refugio por lo que pueda pasar.
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