jueves, 24 de abril de 2008

Infierno IV

En su crisálida, en forma de ensayos psicocircunspectos (aparecidos posteriormente en el tomo III de los diarios astrales de WC), Rado Karadzic hizo aparecer unas notas heteroterroristas acerca de la condición ambigua humana. Quizás fuera éste el comienzo, el final o más bien un punto intermedio entre el que fue psiquiatra y el futuro agitador de masas:

“Esta noche se me han aparecido el miedo y la incertidumbre en forma de puertas entreabiertas mientras dormía. Una sombra, una cara desfigurada y desconocida, un movimiento quieto y monumental,... todos me miraban y me decían: “Ven con nosotros, la patria y el pueblo te llaman, eres imprescindible... somos las puertas entreabiertas y sin ti no somos nada.”. Sabía de antemano que no puedo dormir con la puerta a medio cerrar, que me produce una rigidez irracional que duele por las mañanas. Fátima lo sabe, y la cierra a cal y canto todas las noches. La puerta entreabierta tiene un significado que me vuelve loco: por un lado, se trata de la oportunidad perdida, estática, objetiva y que me mira con cierta indiferencia, y por el otro, la que está por venir y te incita a entrar, provocadora y sensual, llena de un deseo asfixiante.

Quise contestar algo, pero apenas percibían mi mensaje. Enfrente, las puertas entornadas, insinuantes e indiferentes, me seguían explicando: “Aquí están las llaves. Úsalas para salir y entrar.” Y para qué querría unas llaves si las puertas están entreabiertas. Algo se me escapa. Todo es ambiguo. Abrir una puerta a medio cerrar con una llave forma parte de un jeroglífico sin solución. Es algo que se escapa al entendimiento: uno de tantos recodos imposibles de sortear en un laberinto. Un laberinto imaginario y tan real como el miedo que provocan infinitas puertas a medio camino entre lo visible y lo invisible.

En la mesilla de noche han amanecido unas llaves. No hay tiempo que perder. La Gran Serbia me necesita.”

Rado supo entender algo, y fracasó como tantos otros curiosos. Fátima no entendía nada sin embargo, y fracasó también. Dante y WC seguían a lo suyo: tras el discurso en Tel Aviv ante un total de 3 asistentes y medio, sabían lo mucho que tendrían que luchar por la autogestión de los seres vivos. Era cuestión de tiempo que el mensaje calara entre tanta normalidad.

1 comentario:

Unknown dijo...

...La masa nunca entendió, nunca fue capaz de informarse aristotélicamente y convertirse en algo. Siempre fue pura potencia, sustancia perdida, irreal...