24 de septiembre de 2007... astronautas en la radio. Acabo de levantarme. La noche ha sido más corta de lo habitual. Las pastillas no bastaron esta vez para conciliar el sueño. La vecina no ha parado de jadear de gusto toda la noche. El tráfico madrugó un poquito más de lo normal. Y por si fuera poco, la rescaca me obliga a no pensar.
Es lunes, no acabo de saber donde he amanecido. Sólo hay astronautas en la frecuencia modulada, y la cisterna de la vecina acaba de dar fin a una noche de lujuría y desenfreno.
No sé donde estoy. El espacio quizás no sea tan necesario como pensamos.
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